lunes, 29 de septiembre de 2014

Trailer del corto Caminos de Sanación




Exposición CAMINOS DE SANACIÓN
 de América Arenillas Merino
del 25 de octubre de 2014 al 9 de noviembre

Exposición en el CAFÉ&LIBROS LA REVOLTOSA en Gijón 
 C/Juan Alonso, 12 - bajo Asturias Gijón

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Durante el mes de agosto América me pidió ayuda para montar su primera exposición de lienzos, y empezamos a hablar sobre sus cuadros, las razones que la llevaron a pintar,  su proceso creativo y surgió la idea de plasmarlo en un corto de cine. 

Así con los escasos medios técnicos de los que disponemos nos pusimos  manos a la obra y durante dos semanas gestamos este corto que trata de mostrar unos apuntes sobre su proceso vital y creativo.

El próximo 25 de octubre se estrenará en el café LA REVOLTOSA, y podréis verlo posteriormente aquí, en este blog. 

Gracias  América por la oportunidad de crear de nuevo.  Mi gratitud a Belén Fernández que nos prestó su cámara vídeo. Y agradezco a Alejandra Rey que, una vez más, da voz a mis creaciones,  con calidez  y amor. 
Esmeralda Vizcaíno

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Bajo esta portada mi cuento: As de corazones


POR SEXTO AÑO CONSECUTIVO, 500 MUJERES VUELCAN AL PAPEL SUS
EXPERIENCIAS VIAJERAS EN UN PREMIO INTERNACIONAL

El Certamen Internacional “Casiopea” de Relatos de Viajeras, cierra su VI
Edición con textos recibidos principalmente de España y Latinoamérica.

Han seleccionado 60 relatos y yo estoy la número 8. 

Pronto pondré el enlace para que podáis leerlo y conseguir el libro.

Seleccionan y publican mi relato As de corazones

POR SEXTO AÑO CONSECUTIVO, 500 MUJERES VUELCAN AL PAPEL SUS
EXPERIENCIAS VIAJERAS EN UN PREMIO INTERNACIONAL

El Certamen Internacional “Casiopea” de Relatos de Viajeras, cierra su VI Edición con textos recibidos principalmente de España y Latinoamérica.

“Cumplo con una quimera demasiado tiempo codiciada: abandonarlo todo y deambular por el mundo sin billete de vuelta, el reloj olvidado en un estante y una mochila llena de ilusiones. La bola que encierra mi destino me ha concedido un deseo, dejarme llevar por mis fantasías infantiles, cuando siendo una niña construía mi galeón con cajas de cartón y botes de detergente, con sábanas agarradas a la lámpara, estrella que ilumina el  camino, una tarima como océano y yo como la capitana de mi rumbo. Entonces, vislumbraba mares y ríos que yo surcaba sin límite en mi imaginación y por los que me aventuraba sin brújula, ni mapas, saltando de litera en litera, de isla en isla, como una Crusoe que aspira a poner nombre a tierras ignotas. 

Embarcamos en un periplo que nos lleva por el Sudeste Asiático. Seis meses, con todos sus días, recorriendo tierras de Malasia, Tailandia, Myanmar, Laos y Camboya. Mariposas en el estómago. Todo se antoja nuevo, excitante, ancho es el horizonte. Sin nada programado y todo por llegar. Esta vez, real. Se puede tocar. Atrás, los sueños de niñez. Todo a flor de piel. Respiro hondo tratando de ahogar el vértigo que me atenaza. Inspiración, espiración. Salto al vacío”. Este es un extracto del relato “Dias de Asia” Accésit especial en el VI Premio Internacional de Relatos de Viajeras, convocado por Ediciones Casiopea de la mano de su red social: www.mujeresviajeras.com. El certamen, ya tiene 3 ganadoras y varias finalistas: “La prueba del nueve” de Victoria Trigo, inspirado en el Camino de Santiago, se ha hecho con el primer premio. “Después del hielo”, de Àgueda Vitoria Quilis ha sido galardonado con el segundo premio y “Al final de este viaje” de Laura Arjonilla, con el tercero. Por su parte “Días de Asia” ha obtenido el Accésit.

El Jurado ha estado integrado por periodistas y escritoras. En este certamen han participado cooperantes, voluntarias, estudiantes de becas internacionales, y un largo etcétera, con relatos inspirados en escenarios tan diversos como Colombia, Japón, Guatemala, China y los campamentos de refugiados de Tinduf, en Argelia. 

Uno de los relatos finalistas está inspirado en el Campamento fundado por Paul Newman para niños enfermos de cáncer en Barretstown, (Irlanda) y dos de ellos tienen como trasfondo el viaje a China para adoptar una niña. Un total de 60 relatos seleccionados serán publicados en un libro que se distribuirá internacionalmente.

 En España, cada vez son mas las mujeres que viajan solas y siguen el fenómeno 'All girls getaway’ americano, es decir las escapadas de mujeres en torno a programas culturales o de naturaleza, oferta que en los últimos siete años ha aumentado en EEUU un 230%, según fuentes del sector. En palabra de Pilar Tejera, impulsora de la iniciativa: “La mayoría de esas historias atrapan de principio a fin, y reafirman la idea de que la mujer tiene lenguaje propio a la hora de expresar sus emociones cuando se siente exiliada de la seguridad de su entorno cotidiano”. 

La Oficina de Turismo de Portugal, “Women’s Way” (Viajes Sanga), la agencia de viajes para mujeres Wom y la empresa Sicilying de viajes a medida en Sicilia, han contribuido este año con los premios.

Mas información: pilar@mujeresviajeras.com



SUMARIO:
1. La prueba del nueve: Victoria Trigo Bello- 
PRIMER PREMIO 2. Después del hielo: Àgueda Vitoria Quilis-
 SEGUNDO PREMIO 3. Al final de este viaje: Laura Arjonilla Cristóbal-
 TERCER PREMIO 4. Días de Asia: Eva Espinet- ACCÉSIT ESPECIAL
5. A estas alturas… relájate y disfruta: María C. Rojo García
6. Ariadna en Naxos: Lola Clavero
7. Aromas de Namibia: Ana Isabel Reguera
8. As de corazones: Esmeralda Vizcaíno 
9. Bruma en Zapatoca: Sandra Katherine Camacho
10. Corazones Mayas: Eva Checa y Magdalena Carrillo 
11. Crucero por el Volga: María Rosario Martínez
 12. Chifles de dulce: Itxaso Vázquez Iturre
 13. Cruasanes, mon amí: Pilar del Pozo
 14. Cuando el Nilo Duerme: Laila Emilia Daitter
 15. Dejo la maleta, Sí! o Sí!: Isabel López
 16. El desencanto: Concha Fernández González
 17. El Grito: Nuria Puerta
 18. El liberador de Zeus: Lilian Costamagna
 19. El Narguile: Carmen Expósito
 20. El ombligo de la tierra: Rosa María García Barja
 21. El Pescador de los Baobabs: Nuria Millet
 22. El Río de las Perlas: Teresa Reina
 23. El viaje Imaginado: Ana María de Miguel
 24. El verano en el que empezó el resto de mi vida: Dolors Banús
 25. Entre Pamplona y San Sebastían: Diana Millán Alonso
 26. Essauira: Juliana Villate
 27. Giramundo: María José Anrubia
 28. Habib: Muriel Giménez
 29. Impresiones: Estefanía Romero
 30. La Costa da Morte es vida: María Jesús Franco Durán
 31. La gran llegada: Lucía Lara
 32. La lengua de los padres: Alicia Aranda 
33. La Travesía: Patricia Corral
 34. Libros de viaje: Empar Isabel Bosch
 35. Los Ángeles de Tajabone: Rosa Fernández
 36. Los días en Omdurman: Ester Serra Mingot
 37. Los comensales: Mayte González -Mozos
 38. Los ojos de África: Patricia Rivas
 39. Luz de Lisboa: Ana Isabel Velasco
40. Lluvia de Mangos: Pilar Tirado
 41. Más viva que nunca: Alba Garrido
 42. Melodías irlandesas: Begoña Grande
 43. No hay nata líquida en toda la isla: Astrid Ramos
 44. Nuestro Camino: Ana Alemany
 45. Pan y té: Isabel Juárez
 46. Pocos lugares quedan así: Mª Dolores Martínez
 47. Puedo tocar el cielo: Ana López Arriaran
 48. Que el viaje sea largo: Gemma Armengol
 49. Repite, si tu mirada brilla: Sebha Messaoud El-Ghadi
 50. Siempre conmigo, hasta en Manaus: María Martínez Gras
 51. Sin vestigios del pasado: Eva Huebra 
52. Soñando por Lisboa a la vera de Pessoa: Montserrat Fillol
 53. Sopa reparadora: Concha Montes
54. Sueños de una niña: Virginia Casado
 55. Teh O ais limau: Aurore Pérez
 56. Tengo un Londres que es sólo mío: Maite Núñez Luque
 57. Tres nietos y una abuela en un viaje de cuento: Bárbara Fernández Esteban
 58. Ubaldo de Bayamo: Mª Eugenia Rodríguez Navas
 59. Una cabaña en Valonia: Felicidad Alcaráz
 60. Una estrella más mirando al mar: Blanca Oteiza

martes, 9 de septiembre de 2014

EL MAIZ

Te encontré ovillada sobre ti misma, dormida sobre un lecho de hojas de maíz.
 Iba buscando un poco de intimidad para hacer pis cuando te encontré allí, medio dormida. Te despertaste y casi de un salto te levantaste. Miraste mis manos y mi rostro, al ver que sólo llevaba un pañuelo de papel en la mano y una sonrisa no saliste corriendo. Te pregunté si te encontrabas bien y no me respondiste.
Quizás no me entendiste.
Te señalé hacia mi derecha e hice un gesto con el brazo para que me acompañaras. A dos metros estaba la carretera y mi coche. Lo abrí y te ofrecí un té caliente, me serví otro y bebí.
Tú esperaste a que yo bebiera primero, para acercarlo a los labios y frenar el temblor que te recorría.
Unas motos se acercaban en la distancia y al verlas te escondiste en el asiento trasero del coche.
Arranqué, cerré los seguros y nos pusimos en marcha.
Al llegar a la ciudad, en un semáforo abriste la puerta y saliste corriendo entre la multitud. El maíz, como dirían los haitianos “el que sostiene la vida” te protegió, te cobijo y te llevó hasta mí.

 Mil preguntas me asaltan… eras una muchacha joven, que tuvo que vestirse rápido, llevabas unos tacones inmensos, unos vaqueros y una chaqueta de vestir, ajustada. Tu tez blanca, tus ojos negros en los que el rimel se había corrido, con un pendiente nada más, esas manos arregladas, con las uñas pintadas de rojo, sin un bolso, eran signos de tu huida.
Pero cómo empezó todo… Imaginármelo, eso es cuanto puedo hacer.
Sembraste embustes para construir la realidad de una forma digerible, asequible. Esparciste mentiras piadosas que evitan insultos, gritos y golpes. Cultivaste medias verdades para protegerte en la oscuridad de las noches solitarias, donde el silencio se puebla de los esputos, de las malas palabras y la humedad en los ojos se desborda por tu rostro, hasta que de tus ojos manan lágrimas. Aguas que ruedan sin desatar sollozos.
 El reloj suena y debes de iniciar el día sigilosa, silenciosa, incluso debes sonreír, cantar para que no se vuelvan a alborotar las agresiones, con que te cubre alrededor del medio día cuando se alborotan fantasmas, carencias, necesidades de alimentar al minotauro que te habita.
 Entonces se tornan inútiles tus pasos cautos y escasa es la protección de tu melena sobre tus mejillas, inservibles se vuelven los números de teléfono con que te cruzas en la parada del bus, en el corcho de la sala de espera del centro de salud, en el hall del instituto.
Tu mente sólo aguarda a que el temporal amaine, no puedes hacer, ni decir nada, te alejas en tu cabeza hacia la caverna del vacío, tratas de romper las aristas de cada palabreja, te asaltan las dudas: ¿serán ciertas estas palabras?, ¿me las merezco!
 Quieres creer que no volverá a ocurrir, necesitas confiar, quieres darle otra oportunidad.
 No te das cuenta de que te adentras en un campo del que cada vez es más difícil salir, mientras el maíz crece, crece, crece.
Tú caminas, arrastras tus pies, no te das cuenta de que ya te cubren las plantas y no ves el horizonte. Cabizbaja has perdido la brújula.
Estás aislada y no quieres ver.
Te inundan, te descolocan, las heridas están tan tiernas que sólo deseas evitar más dolor, otro desgarro. Cubres la piel morada, verdosa, amarillenta con maquillaje y te calzas los tacones.
Desfallecida no eres capaz de establecer una frontera entre los demás y tú.
Mecida por la rueda te escabulles de las manos que te tienden y vas de la acumulación de la tensión, a la explosión, para llegar a la calma, al arrepentimiento, a la luna de miel y de nuevo giras otra vez, en esta noria de violencia, acumulas tensiones, así hasta…
 ¿Hasta cuándo?
 Hasta que te sientas con fuerza para cerrar la puerta y correr.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Audiovisual de JARDINES DE ARIADNA

Durante este año he trabajado con la simbiosis de dos  lenguajes, la palabra y la imagen. Han brotado siete vídeos sobre nuestro libro Jardines de Ariadna. Estos jardines son un diálogo entre la poesía de Cova de Onga y mis relatos.

Estos videos pueden verse en este blog y en e blog de Jardines de Ariadna

http://jardinesdeariadna.blogspot.com.es/p/v.html


nanadesdela 0001 from esmeralda on Vimeo.

Video Un gesto para Ciudad Juárez


ciudad juarez from esmeralda on Vimeo.



Este video acompañó y cerró el  encuentro de escritores por Juaréz celebrado en Gijón al año pasado.
Para realizar este video recorrimos Gijón durante varios días pidiendo un gesto para Ciudad Juárez a la ciudadanía.

Making OFF de Encuentro Ciudad Juaréz

Tiempo de cerezas


La llegada de la primavera traía consigo un brillo misterioso, ausente en la mirada de Isabel. Sus ojos podían permanecer contemplando el horizonte desde la ventana del desván durante horas entretanto sus dedos tras abandonar la labor y descansaban entre hilvanes, conteniendo las agujas, las bobinas y el dedal. Las colchas, los visillos dejaban paso a la fuerza hipnótica que se apoderaba de su atención y los tonos verdes brotaban con ímpetu sobre el camino que conducía al río y a los campos. Su mirada vagaba lejos ante aquel verdor que eclosionaba a finales de marzo en un blanco impoluto, salpicado de tonos rosados.  
Se iniciaba entonces el tiempo de recoger las inquietudes ajenas y comenzaba a recibir visitas a la caída de la noche. Acudían con ramitos de romero, lavanda, espliego y se sentaban frente a la lumbre de la cocina para tomar un vino,  mientras Isa anotaba el motivo de su ansiedad condensado en una pregunta a la que ella daría respuesta más tarde, durante las lunas del otoño. 
En un sobre lacrado  llegaría la carta con la clave por sorpresa, en el alfeizar de la ventana, sobre la vara de hierba, en el embozo de las sábanas, entre los tarros de miel, en los troncos de leña, o las macetas de geranios. Así los habitantes del pueblo irían retomando la serenidad necesaria para perdonar ofensas, disculpar actitudes imprevistas, rondar a la moza que observaba el tímido labriego, y pedir perdón.
La noche de luna llena de julio fue una noche alocada, los perros aullaron como lobos hambrientos y una tormenta se desató en las cumbres de la montaña, el cielo se iluminó con rayos. Los truenos se sucedían en una infinita sinfonía. Se incendiaron las varas de hierba. Se desbordó el río y se anegaron los campos. Este fenómeno fue el tema de conversación  durante semanas.
 Nadie se atrevió a preguntarle a Isabel la causa por la que cerró la puerta de su casa con llave al caer la tarde y no volvió a recibir visitas nocturnas. Durante el día clavaba la mirada en los ojos de aquellos con quienes se encontraba y apagaba el valor para increparla. Solo en la memoria de los más ancianos quedó el recuerdo de aquella correspondencia que aliviaba a todos y en el fondo de algún arcón permanecieron los sobres atados con cintas de colores, entre las sábanas de  lino.
Al cabo de unos años vino a pasar el verano la nieta de Isabel. Tenía doce años y no había vuelto al pueblo desde los cinco años. Se fueron a pasear hasta el río y al llegar al puente la niña comenzó a llorar. No había consuelo. Lloraba desesperada, sin poder controlarse. Isabel la abrazó y la meció con ternura dejando que las lágrimas manaran hasta que entre sollozos la niña le preguntó a la abuela: - ¿Cómo dejaste que cortasen el cerezo? - Isabel secó sus lágrimas. Se levantaron y volvieron a casa del brazo, en silencio. Se acostaron juntas y cuando la niña estaba entrando en el sueño comenzó a susurrar: - No podremos volver a subirnos al cerezo, trepar por sus ramas hasta su copa, sentarnos a horcajadas y apoyadas en su tronco llenar el delantal de sabrosas cerezas, rojas, mientras nuestros pies se mecen con el viento y se elevan los secretos mejor guardados desde el suelo. Ya no podré subir contigo allí y mover en la boca las pepitas al ritmo de los susurros amorosos y las intrigas de las vecinas,… ¿a quién van a consultar qué hacer? ¿Quién les devolverá la fe en la inocencia?
A la mañana siguiente la abuela y la nieta trasplantaron a la vera del camino que conducía al río un cerezo que, había nacido a la distancia que alcanzaban sus gargajos entremezclados con las semillas de las cerezas que saboreaban en aquellas calurosas  tardes veraniegas. Isabel al verlo brotar lo había trasplantado a una maceta y lo mimaba. A la hora de la siesta desaparecía y se iba en busca de los tejos a los que trepaba, liviana para abrazarse a sus troncos.



Cuando la nieta cumplió los veinte años se trasladó a vivir al pueblo y todos acudían buscando su ayuda, se decía en el antiguo lavadero que las dotes adivinatorias de su abuela las había heredado y que por eso había vuelto. Durante el día preparaba mermeladas de cereza que vendía en el mercado. Iba ampliando su clientela a lo largo del valle, y en el pueblo decidieron colaborar entre todos para instalar un pararrayos que colocaron en la torre de la iglesia. 

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Publicado en Miami en el libro:

Soñando en Vrindavan y otras historias de ellas: I Premio Internacional de Cuento Femenino Bovarismos 2014 (Spanish Edition) (Spanish) Paperback – April 13, 2014